Lalo, Sergio, Manuel, Héctor, Eduardo y Daniel, seis mexicanos que bajo los efectos de toda una gama de géneros musicales regresan con una nueva producción discográfica, lo suficientemente pesada y densa para que cuando los escuchas nos dispongamos a consumir, experimentemos una buena dosis de vértigo, similar a la que sentimos cuando estamos frente a un abismo, en este caso una mejora abismal, en cuanto a la calidad de las canciones y una mejora casi insuperable en el sonido y producción de la banda.
Densidad + pesadez = Hombre Máquina
Entusiasmo + energía= Víctima
Epicidad = No Hay Paso Atrás
Oscuridad + Potencia = Días de sombra
Experimentación + Dinamismo = 1000 Futuros
Las ecuaciones que dan como resultado las piezas que más resaltan en este disco y no por eso las demás son flojas o malas ya que todas y cada una están cargadas de nuevos elementos que sin duda alguna sería lamentable que tú lector te prives de escuchar.
“0100101101000010” puede parecerle a muchos una simple serie de números, o bien, un código binario, el cual cuenta Manuel Vázquez, significa KB = a KeyBoard, que a la vez proviene del apodo KBezón de Héctor Barragán quién escribió la pieza parte un solo de teclado que se remonta a una de sus presentaciones en el Hard Rock Live hace algunos años.
“Hombre Máquina” envuelve una historia un poco ficticia, pero por otra parte, refleja ciertas cosas, como el rollo que vivimos de máquina vs hombre, sí, máquina vs hombre; o bien, según Carrillo va orientada al momento en que te enfrías, es decir, el perder la confianza y volverte más inmediato, o sea, dejar de sentir, dejar de palpar, por diversas situaciones que uno vive.
Lo que hace a este disco una gran obra, es el hecho de que cada canción estará siempre vigente entre los fans, por que el significado e interpretación que le demos a las letras, se esclarecerá cuando lleguemos al momento de la vida similar al que los ágoros vivieron cuando las escribieron, claro, exceptuando el lamentable accidente.