En una tarde muy complicada en la ciudad de México se llevó a cabo el Viña Real Fest, una nueva alternativa a los ya clásicos festivales de música, en el cual nos presentan una nueva vertiente para escuchar rock en un recinto que es relativamente nuevo como lo es el Pepsi Center, en el WTC.
En una propuesta donde el cartel pintó muy bien, teniendo como gran esperado por la gente que asistió a Los Caligaris, que sea donde se presenten contagian de fiesta los espectadores.
Todo empezó desde las dos de la tarde, con la agrupación Summer Glam, los cuales no pudieron mostrarse mucho ante el público debido a que, a pesar de sus esfuerzos por abrir el evento, tanto por el poco aforo como por no ser del agrado del mismo.


El siguiente grupo que llegó a escena fue Red Buffalo, esta banda participante del concurso de “La nueva sangre del Rock” , se presentó en este escenario con una propuesta interesante que logró prender a la banda que estaba ya en el lugar.
Al finalizar esta banda, le siguió Oh Que la Canción, una combinación entre rock y sonidos latinos con instrumentos como güiros y bongos, los cuales lograron poner a bailar a la gente, y al final lanzaron su versión palomazo de “Perfume de Gardenias” que fue coreado por todo el lugar.
Siguieron bandas como Messiah, que combinó muy bien el estilo de los teclados y sintetizadores con las guitarras. También estuvo Gaspar Anzures con un sonido muy interesante con mucho sentimiento de rock urbano, pasaron Fridah e Ideología Vigente sin mucho punch con la gente; así también Marlish que parecían más una banda de pop que en verdad algo rockero.


La primera sorpresa de la noche vino con Emilio & los Celtics, con su estrella, Emilio que va creciendo arriba de los escenarios y mejorando su forma de pegarle a la batería, ahora con nueva alineación.
Despues del mini baterista pasamos a Salvador y los Eones, la banda alterna de Salvador Moreno cantante de La Castañeda, los cuales mezlcaron temas de sus dos materiales Amor Muerte y Relicario. Rock gótico junto con un gran espectáculo dentro del escenario con diversas figuras como gárgolas o arlequines, combinados con el poder de las guitarras y voz, hicieron vibrar el recinto, gustó mucho a la gente presente.
Pasando de la gran fuerza de los Eones a División Minúscula, esta banda de Tamaulipas ya consagrada se presentó con gran carisma cantando sus más grandes éxitos como “Sismo”, “Sognare”, entre otros. Pusieron a bailar y brincar a todo el recinto, sin dejar atrás la nostalgia de cada canción que tocaban, y siempre con esa energía que tienen las canciones que ya desde hace algunos años los han llevado a grandes escenarios y festivales de rock.


Al terminar de tocar División Minúscula, todos se prepararon para recibir a los Estrambóticos, la cual causó una impresionante ovación, y no solo prendieron al público tocando, si no también lograron armar un gran slam, prendiendo aún más a la gente y dejando muy buen sabor de boca con rolas como “El Orangután” o “Peter Punk” cantando con Emilio, el chico baterista. Todo eso se conjuntó en una gran convivencia con las personas en las diferentes partes del Pepsi Center, ya que nadie dejó de bailar y brincar aunque las piernas ya no aguantaran.
Al finalizar Estrambóticos, siguió Jumbo, el cual con un poco de nostalgia y grandes canciones como “Rockstar”, “Fotografía” y “Aquí”, sin embargo ya no son como hace años que la gente cantaba sus temas uno tras otro, la verdad es que solo los hits y en ciertos momentos, la gente perdía atención a su show gracias a que se veían desganados y solo cumplidores.


Luego el turno fue de Plastilina Mosh, que desde los noventas siguen moviendo a la gente de una forma increíble, siempre con su estilo rock electrónico y sorprendiendo con remixes de algunas canciones como “Mr P.Mosh”, “Nalguita”, “Peligroso Pop”, entre otras; al final siguieron tocando y haciendo brincar y vibrar a la banda presente, para redondear terminaron con “Pervert Pop Song”, dejando todo listo para Los Caligaris.
Y el momento llegó, a pesar de los diversos retrasos y la espera de la gente (unos disfrazados de payasos), cayó una lluvia de globos por todo el lugar y en ese instante Los Caligaris hicieron su aparición. Sus dos vocalistas, Martin y Juan Carlos, enfundados en trajes de boxeadores, empezaron a cantar para las miles de almas reunidas, seguidos por los metales, más globos y diversas piruetas y movimientos cirqueros, empezaba la pachanga. Cómo banda estelar el público se le entregó a estos sudamericanos, quienes se fueron del escenario coreados y vitoreados.