Bajo este precepto es que se inspiraron para 47 Ronin, donde los efectos especiales de alto calibre son solo él una parte que adorna una historia que no deja cabos sueltos, todo queda justificado, y que al final te hace reflexionar de que tan mal se está viviendo hoy en día y que tan lejos está el primer mundo de Latinoamérica. A la par, una historia de amor con un desenlace que estremece las entrañas.
La fantasía juega un papel importante, con personajes mitológicos de este país y con brujería incluida en el papel de Mizuji, interpretada por Yuriko Kikuchi; por su parte Keanu Reeves le da vida a un mestizo, un humano igual de despreciable que un ronin para la sociedad, el linaje del samurái debe ser puro, por lo tanto es relegado. Para los que no les convencen las películas de Reeves por su poca expresión facial, aquí queda perfecto tanto por los rasgos físicos como los demás actores, al ser japoneses y representando algo serio e históricos no muestran sus sentimientos fácilmente.
Son dos horas que realmente te transportan al Japón feudal, todo gracias a ser hecha en 3d y sacando juego a este formato de gran forma, con una fotografía impecable y escenas de acción muy bien logradas, en especial las escenas de rescate.
La película está dirigida por Carl Rinsch mientras que la banda sonora corre a cargo de Atticus Ross, conocido por ser la pareja musical de Trent Reznor de Nine Inch Nails. Garantía sobre una cinta altamente recomendable.