Texto y fotos por Alfredo J. Huerta Ríos / @MetalGodsMx
La tercera visita del “Cordero de Dios” a México llegó con el Knotfest, la vitrina perfecta para que los oriundos de Richmond, Virginia demostraran porque son una de las bandas más sólidas del género en la actualidad.
Su presentación inició con “Walk With Me In Hell” y desde los primeros acordes, todos los fans que los esperaban con ansias (mismos que pedían desesperados que HIM dejará de tocar), explotaron sin pensarlo. La segunda de la velada: “Now You’ve Got Something to Die For” y con ella, un headbanging masivo de la mano de los riffs de Mark Morton y Willie Adler.
Las dos siguientes fueron “Still Echoes” y “512”, los sencillos de su nuevo material, VII: Sturm und Drang, que llegaron cuando los ánimos se encontraban en un punto donde los mosh pits, en la parte más cercana al escenario, no paraban en ningún momento.
Lamb Of God dejó fuera “Omerta” a pesar de que estaba incluida en el setlist, pero si sonaron éxitos como “Ruin”, “Hourglass” y “Vigil”, desatando al respetable que no dejaba de ‘matear’ y brincar con cada ‘growl’ de Randy Blythe.
Siendo sinceros, el verdadero show se vivió, como ya se mencionó, en los pits que se armaron al frente y en medio de la enorme ‘pista’, ya que si caminabas lejos del escenario, encontrabas a personas con una apatía más grande que el Centro Dinámico Pegaso, ahogados en alcohol o llenos de indiferencia porque no entendían lo que pasaba en el entarimado. En pocas palabras, solo iban por la banda estelar y lo demás no les importaba.
Dicho lo anterior, “Redneck”, con un mosh gigantesco, “Laid To Rest”, coreada de principio a fin por todos los fans, y “Black Label”, cerraron de forma excelsa y brutal su presentación, que junto a Slipknot, Megadeth y Cradle Of Filth, fue de lo mejor del festival.