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Crítica a La Peor Persona Del Mundo: una oda a la generación del “no sé”

Llegar a la conclusión de ser la peor persona del mundo, es un reconocimiento no para victimizarse, sino para analizar nuestras carencias

Mario Valencia

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La Peor Persona Del Mundo // Foto: Cine Canibal

La llegada de alguien especial en el momento incorrecto. Infidelidades, inseguridades, falta de madurez o experiencia. Indecisiones, necesidades que no cualquiera puede satisfacer… En algún punto de la vida, todos hemos caído en al menos uno de estos escenarios. Quizá ha sido tal la sensación de impotencia, frustración o tristeza, que llegamos al punto de una relación donde nos sentimos como la peor persona del mundo. ¿Qué nos lleva a caer en estas situaciones?

Este gran análisis es llevado a la pantalla por Joachim Trier, autor de las joyas Louder Than Bombs y Thelma en su nuevo estreno, La Peor Persona Del Mundo, un divertido coming of age sobre la crisis de los 30, parte de la idiosincrasia de nuestra generación que busca despertar la conciencia del espectador sobre el estado de letargo sobre el cual, muchos parecen reposar.

LA PEOR PERSONA DEL MUNDO, UN EJERCICIO DE CONCIENCIA

A través de los ojos de Julie en doce capítulos, un prólogo y un epílogo, vemos las distintas formas y etapas de las relaciones románticas mientras la joven, intenta buscar su lugar en el mundo.

Desde imponerse el desafío de estudiar medicina dado su impecable historial académico hasta encontrar su esencia como artista, el personaje se levanta como la voz de una generación aterrada por la incertidumbre del mundo. Pero es un temor fundamentado ante la falta de crecimiento y desarrollo personal que inevitablemente, llega a un tope en cuánto ofrecer algo más a otra persona refiere. El amor como un deseo, debatido entre la necesidad y la pasión ante un frenético estilo de vida que parece no tener cabida para ello.

La Peor Persona Del Mundo // Foto: Cine Canibal
La Peor Persona Del Mundo // Foto: Cine Canibal

La Peor Persona Del Mundo es el comentario hecho filme más acertado acerca de todos los problemas, condiciones e inseguridades que vive la generación millenial. No solo visto desde el punto de vista dramático de la historia, sino con este humor ácido que en ocasiones, luce más como un mecanismo de defensa.

Nos hemos encargado de complicar las relaciones personales, resultado de nuestra inexperiencia ante la vida. A veces nos cegamos, no damos cuenta de que disfrutar la compañía de alguien es más sencillo de lo que aparenta. Pero siempre queremos más. Que exactamente es algo que tampoco sabemos. A resumidas cuentas, no sabemos lo que queremos hasta perderlo. Lo efímero y pasional de las emociones es la base del retrato de Julie.

El amor es bello, apasionante, puede hacer que el mundo a tu alrededor se detenga por completo (algo que llega a tomarse muy literal la cinta en su mejor secuencia) pero también impredecible, incómodo. La persona indicada puede llegar en el momento incorrecto (bad timing, como se titula un capítulo) pues no nos sentimos capaces de dar lo suficiente. Puede concebirse una atracción y cariño pero, ¿cómo satisfacer las expectativas de alguien cuando no se cumplen ni las propias? Es una evolución a los textos de Kundera en un mundo cada vez más escondido y desconfiado a expresar emociones en el mundo real pero que en redes sociales, muestra un lado más estoico.

La Peor Persona Del Mundo // Foto: Cine Canibal
La Peor Persona Del Mundo // Foto: Cine Canibal

De la mano, La Peor Persona Del Mundo se da la libertad de comentar sobre los absurdos a los que la sociedad actual, está sometida como parte una sistemática guerra ideológica.

Va desde la persecución artística, un mundo donde el humor mórbido no es concebido por una generación que sí, se comprende de santurrones y debe dejar de pasarse por alto. Pasa por la obsesión hacia la cultura new age y las raíces ancestrales con la intención de que nosotros, los jóvenes adultos, expiaremos las culpas de generaciones pasadas (de nueva cuenta, otra forma a la que hemos sido impuestos a luchas que no ganaremos) hasta llegar a la forma en la que el erotismo y deseo sexual, es doblegado a los ideales presentes. “¿Puedes ser feminista si te excita el sexo oral?”, se pregunta Julie en un texto. ¡Qué reprimidos nos hemos vuelto para cuestionar nuestros instintos!

Pero a la vez, cuestiona la ideología de antaño, envuelta en la dorada cubierta de nostalgia. Celebra la preservación de la cultura a través de lo material, vestigios que en definitiva no deben perderse. Sin embargo, nunca cae en la nostalgia y cuando uno de los personajes cae en ella, lo hace de modo introspectivo. El pasado fue bueno, pero no es lo único que tenemos y hay una vida por seguir. Una maravilla de conclusión.

La Peor Persona Del Mundo // Foto: Cine Canibal
La Peor Persona Del Mundo // Foto: Cine Canibal

Al final, mi interpretación permanece meramente subjetiva. La enorme virtud de la película, es invitar al espectador a sanar. Todos viven bajo una máscara y dependiendo el trato, es que tanta confianza se permite proyectar hacia el otro. Una vez que la seguridad es tangible, podemos vivir. ¡Pero llevar una vida sin tanta cautela! Los impulsos no son malos, gente.

Lo importante es dejarse llevar por el sentimiento y eso, no cualquiera. Llegar a la conclusión de ser la peor persona del mundo, es un reconocimiento no para victimizarse, sino para analizar nuestras carencias. Que una película haya puesto todo esto sobre la mesa, la convierte en una obra de arte trascendente.

Esperen, ¿no dije nada negativo sobre La Peor Persona Del Mundo? Es por qué todo es excelente en la obra de Trier. Ya hacia falta no soltar ponzoña para variar.

Fotógrafo y reportero desde 2015, programador del Festival Macabro, profesor de Historia del cine en la FES Acatlán y coordinador de materiales en Filmin Latino.

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