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Reseñas Discos

Derek Sherinian – Vortex

Vortex de Derek Sherinian hará las delicias de los melómanos de mediana exigencia, como también de los que demandan partituras de por medio.

Rogelio Matamoros

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Vortex de Derek Sherinian
3 Reviewer
Calificación

Varias publicaciones musicales especializadas lo han calificado como el “Calígula de los teclados“, la “versión tecladista de Eddie Van Halen“, o el “Shredder de los teclados“. Sin embargo, la realidad es que Derek Sherinian es uno de los tecladistas más importantes de la escena rockera, así como también de la música contemporánea.

Y si uno cree que la tribuna que le ha dado su participación con Dream Theater, Black Country Communion, Billy Idol, Whitesnake, Alice Cooper o Sons Of Apollo ha sido suficiente, su discografía como solista se ve ahora incrementada a diez trabajos, gracias a la llegada de Vortex, el más reciente de ellos. Demostrando que no, que aún no es suficiente.

Derek Sherinian
Derek Sherinian estrena Vortex, un álbum en solitario pero plagado de invitados especiales

DEREK SHERINIAN Y UN MANJAR DE INVITADOS PARA VORTEX

Sherinian explica que Vortex es conceptualmente la continuación de su trabajo anterior, The Phoenix (2020), aunque en este más reciente la composición resultó más sólida y a su vez lo describe como “un disco de fusión setentero pero actual y con una tonalidad nueva y más pesada”.

Para ello Sherinian recurrió a su viejo cómplice, Simon Phillips, quien además de hacerse cargo de la sección percusiva, compartió también con él el cargo como productor y compositor del disco. Y para completar la estructura rítmica de Vortex, del bajo se hizo cargo Tony “The Freetless Monster” Franklin.

El corte que abre el disco es “The Vortex”, con el dinamismo al máximo y dado que en este la participación de Steve Stevens (Billy Idol) abre la lista de invitados, la contienda de solos entre este y Sherinian pronto se convierte en la estructura de la canción. Y también desde este momento emparenta a este disco con el de cualquier músico “schredder” de Shrapnel Records de la década de los ochentas.

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Steve Stevens tocando con Billy Idol en México / Foto: Mario Valencia / @Pólvora

“Fire Horse” trae al ruedo a Nuno Bettencourt, a un ritmo más lento, pero no por eso menos contundente. Incluso se dejan escuchar por ahí algunos puentes “funkeados“, tradicionales en la conocida banda del guitarrista (Extreme), por los que aquí también el desempeño de Tony Franklin es encomiable.

“Scorpion” es una pieza jazzeada que lo primero que hace es recordarnos que lo que nos trajo aquí es el trabajo de uno de los tecladistas más sobresalientes de la contemporaneidad. De tal forma que aquí el trabajo a piano es majestuoso. Y pegaditas, en fusión, llegamos a “Seven Seas”, otra pieza de jazz más experimental con la que Stevens está de regreso, dejando también al descubierto esta vena poco conocida del guitarrista punk y hardrockero. Así que con estas credenciales el vaivén entre el jazz y el rock es extasiante.

“Key Lime Blues” es el escenario para el primer encuentro de titanes de las seis cuerdas que Vortex viene a exhibir, en este caso se trata de Joe Bonamassa y Steve Lukather. Y como su nombre lo indica, el terreno de lucimiento es el del blues contemporáneo.

“Die Kobra” es el segundo match y aquí las cosas se tornan más pesadas, pues teniendo a Michael Schenker y a Zakk Wylde en la casa, era obvio que el resultado se decantaría metalero. Así que sobre un riff tan sólido como una piedra, Sherinian marca la armónica línea con sus teclas y de repente ya nos encontramos sumergidos entre los más bellos y melódicos solos del genio alemán, para pasar a un salvaje duelo entre él mismo, Zakk Wylde y el mismo anfitrión.

Y contando con la presencia de Mike Stern (jazzero de abolengo), en “Nomad’s Land”, el regreso al jazz era obvio, pero ahora en plan contemporáneo. Y si por algún momento se creyó que el trabajo de Simon Phillips para este disco habría sido rutinario, es con esta pieza con la que a punta de baquetazos confirma su prestigio percusivo.

Y para cerrar este Vórtice tenemos “Aurora Australis”, una construcción épica de más de 11 minutos, con Ron “Bumblefoot” Thal como copiloto en este viaje espacial, con el que Sherinian subraya su autoridad como autor en el rock progresivo contemporáneo.

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Derek Sherinian tocando con Sons Of Apollo en México / Foto: Andre Dulché / @Pólvora

Así que destruyendo todo a su paso, Derek Sherinian ha entregado una sólida colección de temas que hará las delicias tanto de los melómanos de mediana exigencia, como también de los que demandan partituras de por medio.

Sherinian pertenece a esa especie de músicos que no se pueden estar quietos, que requieren siempre de estar sobre un escenario o en el estudio de grabación para vaciar su talento. Y por fortuna, esta acción se ve debidamente recompensada y agradecida por sus hordas de seguidores en cualquier parte del mundo.

Aquí va el disco completo de Derek Sherinian para que des play:

Melómano, cinéfilo y fotógrafo. Agente provocador, buena y mala influencia. Black Sabbath es mi religión.

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