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Entrevista con Ian Astbury de The Cult: un sol a medianoche, futbol mexicano y The Doors

Platicamos con Ian Astbury, vocalista de The Cult que están por estrenar disco y recordamos momentos con The Doors y su pasión futbolera.

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Sin duda, el momento de gloria de The Cult fue con su disco Sonic Temple con esos tremendos orlones como “Fire Woman” o “Sweet Soul Sister”, han tneido como muchas bandas de esos tiempos altibajos y todo empezó a mejorar desde aquel Hidden City donde volvieron a mëxico y los vimos previo a Guns N’ Roses en el Foro Sol, pero ahora han retomado ese sonido, agregado unos tintes orquestales y unas letras que se disfrutan mejor con una buena dosis de chile de la locura guatemalteca o lamiendo ranas de Micronesia como Homero Simpson.

Under The Midnight Sun es el nuevo disco de The Cult, uno que trae tracks para ponerles mucha atneicón como “Vendetta X”, “Give Me Mercy”, “A Cut Inside” o la que da nombre al disco, que bajo la Era de ACuario y el respeto hacia su público, la banda liderada por Astbury y su inseprable compañero en la guitarra, Billy Duffy planean un regreso potente y guitarrero a los escenarios.

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Billy Duffy e Ian Astbury son el alma de The Cult

Ian Astbury: The Cult y su amor por el futbol, sci-fi y una conexión más allá de las palabras

Así que pudimos platicar aquí en Pólvora con Ian Astbury, quien nos recibió en su morada luciendo un gorrito del LAFC emocionado por su equipo de la MLS con Carlos Vela y Gareth Bale, hasta nos reveló su amor por los Pumas.

Pero más allá de eso, es interesante ver su visión del mundo, no olvidemos que Astbury proviene de la generación llamada ‘Hijos de la guerra’ en Europa así que su forma de concebir cosas que damos por sentadas o que la tencología nos hace olvidar, él las tiene muy presentes.

¿Cómo te sientes tras hacer el disco?

Cansado, nervioso, estresado pero vivimos el momento ahora. El disco se hizo en diciembre pero ha estado en el hielo, saldrá en octubre pero le ha tomado 10 meses tomar su ritmo. Anticipo que los fans vayan oyendo poco a poco el disco y me den sus impresiones, eso es muy interesante. Pero, honestamente ya estoy de lleno a un nuevo proyecto, cosas que no han parado aunque venga Under The Midnight Sun.

¿Cómo la aventura en Finlandia puede cambiar tu vida? El tener luz a medianoche.

Más que poder cambiar tu vida es una memoria muy vívida. Es más como un sentimiento, una de conexión.

Portada para Under The Midnight Sun de The Cult
Portada para Under The Midnight Sun de The Cult

¿Ya habías sentido este sentimiento antes?

Siempre, desde que era niño. Siempre he tenido esa intuición que ha sido un proceso, yo no vivo en mi cabeza, nunca lo he hecho, soy muy impulsivo. Voy a mi instinto, la forma en que me llama. Es por eso que hacer discos a esta edad es vital y relevante; fuerte y visionario. Más allá de hacer las voces o guitarra es la energía de evolucionar y crecer. Es un proceso natural, no me estoy retirando, habrá música y trabajo más adelante no solo con The Cult si no mía.

Hay cosas que te hacen sentir molesto como la desigualdad social o de riqueza, pero ¿cómo procesar esta energía y hacer algo bueno musicalmente?

Eso es algo muy interesante, cuando dices que me molesta es lo mínimo; vengo de la clase trabajadora del centro de Europa así que puedo simpatizar con mucha gente que tiene esta desigualdad social y económica. Lo viví de niño, soy hijo de la guerra, hijo de un refugiado de la Segunda Guerra Mundial, me identifico con esas frequencias y siempre camino a través de varios vecindarios; no voy a centros nocturnos, antes sí pero así era la música antes; así que camino por las calles y voy adquieriendo impresiones reales, ya sea Tokio o Ciudad de México, pruebo su comida, platico con la gente. No hay tanto una dualidad, es algo que siempre he vivido.

En cuanto al disco tal vez encuentren dos lados de una noche, se pueden enfocar en todo lo negativo o buscar una solución. A veces el veneno es la solución, un poco de ella tal vez en sustancias externas y su toxicidad nos pueda hacer algo positivo. Creo que trabajando en el mundo del rock, hay algo que ocurre en ese momento de energía con la guitarra, bajo y batería, es destructivo también. Las ondas de un bajo puede destrozar a alguien físicamente, puedes encontrar una bestia. Tratamos de capturar esa esencia en la música, es cuando sacas lo mejor ya mayor, entiendes estas frequencias y ves como quieres canalizarlas.

En este disco no solo tenemos rock duro y directo, tenemos también partes orquestales que no habíamos oído antes con ustedes y coros muy pegajosos. ¿Cómo va este disco para ti, te recuerda viejos tiempos o es un viaje totalmente nuevo?

Es una gran pregunta. Primero, la orquesta se grabó en Praga y se tuvo que grabar de forma remota pero no en vivo; es una pieza muy profunda que si puedieramos tener esa orquesta en vivo sería impactante. Bajo la medianoche encontramos muchas criaturas, amo esa imagen, porque puede ser cualquiera, tú en el bosque conviviendo con animales u otras personas, plantas y todos bajo un mismo espacio en este momento cuando el mundo está ardiendo. Tenemos esto momento de contemplación, de comunión y sin saber que pasará. O si decidimos no movernos, porqué elegir eso. La escucho (“Under The Midnight Sun”) y siento que la hizo otra persona porque se siente diferente a mi vida, a mí. Creo se conectan todos los puntos con otros discos… “Vendetta X”, que buen título. Esa la escribí en 2004 pero no la grabamos porque no se sentía bien hasta este disco, es de las que me emocionan.

Las letras que van por aquella setentera Era de Acuario, ¿cómo relacionas todo esto que ocurría con lo metafísico y astrológico con lo de hoy, lleno de tencología que a veces abruma?

Sí, es muy abrumador. Es a lo que se llama conciencia colectiva, donde olvidemos el lenguaje y debemos comunicarnos con frequencias. La sicodelia se hace más presente en las vidas modernas, el gobierno de Estados Undios está legalizando, saben que entraremos en una crisis existencial. Olvida el poder del dinero, la comida… el espítritu es lo que estará en crisis.

Esto es una conversación metafísica, sin palabras, todo es en un espacio ritual, ocurre en comunión, donde puedes comunicarte muy bien con tu perro. Yo lo hago muy bien o un pájaro o la lluvia. Curiosamente mi animal metafísico es un tigre hembra. Esto solo ocurre, un ciclo de 1962 a 2022, 12 animales, 12 ciclos, diferentes aspectos.

Estos ciclos courren también en la música, un ejemplo, son los formatos, de vuelta al vinil y el streaming no convence del todo.

Interesante, esto es como una constante, es como tener agua en una tapa. A veces solo quieres apagarlo todo, tener control en tus manos, pagaste tu CD (ojalá hubiera mejores materiales que ese plástico) pero la sensación de tener algo en tu mano, dejando de fuera el tiempo, es lo que se debe valorar. Es vivir el momento y la experiencia, el presente. El valor energético a eso, que es profundo e incendiario.

Si ves una foto de una camida que te guste, no es lo mismo a tenerla y probarla, es una experiencia completamente diferente. Es como leer un libro sobre natación, uno de 300 páginas y cuando vas a la alberca te ahogas, porque la única forma de aprender es en el agua. Así es la vida, estar en el océano, hagas lo que hagas. Así es como vivo yo, el miedo está en la cabeza, escapa de eso. La verdadera acción está en el agua.

Esta experiencia con discos fuera de un streaming te hace conectar con músicos y personas que jamás en tu vida has conocido, ¿recuerdas estos sentimientos?

Claro… David Bowie, Joy Division, Kendrick Lamar… es profundo o War Stories de Unkle. La pasión de Peter Gabriel, tengo una verdadera apreciación a Can, la banda alemana o Nina Simone.

Pensé me dirías algo de The Doors…

Amo a The Doors pero me voy con Bowie, el fue mi primer disco con Life On Mars. The Doors llegaron a mi muy de joven porque tenía un radio transistor para escuchar estaciones piratas en Europa y ahí fue cuando escuché “Riders On The Storm”, tenía 10 u 11 años y la vida es muy mìstica, pero no les entré bien hasta Apocalypse Now en 1979 cuando vi la secuancia con “The End” que dije ¡Oh, wow, qué es esto! y me adentré a ellos de inmediato.

Hice todo el viaje con ellos, no se si alguien más pueda decir que tuvo esta experiencia inmersiva con la banda. Es profundo, a veces lo pienso y no creo haya pasado, fue un sueño dentro de otro sueño, pero me pasó a mí. Como fan el verdadero regalo fue poder tomar algo de esencia y colocarla a The Cult, a mí y al espacio de trabajo. En lugar de preocuparme por Grammys o lo que sea, era un estudiante, tratando de aprender y todavía lo hago, era más importante un momento de enseñanza que algún premio o reconocimiento.

Recuerdo que cuando iba a salir la pelìcula de The Doors (dirigida por Oliver Stone) estaban haciendo una fiesta en el Whiskey A Go-Go y el manager de la banda me llamó y me dijo ‘Ian ¿quieres venir? Robby, Roy y John vana tocar, también Billy Idol’, fuí y me subí al escenario e hicimos “Break On Trough” y ahí fue la primera vez que toqué con ellos y nadie más vio el show. Ahí hay algunas fotos, fue muy privado.

Todavía soy un fan, voy a conciertos, compro discos, tenis Nike desde 1966, tengo colecciones, amo la ciencia ficción y estoy obsesionado con Blade Runner. Blade Runner es sobre la mortalidad, el ambiente y la adaptación humana, Ridely Scott estaba muy adelantado a su tiempo. Amo Dune, hicieron un gran trabajo con él, el libro es impresionante, una experiencia diferente con los personajes. Amo a Neil Gaiman y debo ver The Sandman pero con la gira no puedo, solo leer casualmente y trato de no ver nada.

¿Qué podràs decirle a ese Ian de 10 años que escuchaba “Riders On The Storm” en una radio que acabaría con ellos?

Uff, imposible. Sería como ser golpeado por un rayo dos veces.

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Ian Astbury de The Cult / Foto: Laura Ritzko – FB Oficial

Esta relación con Billy Duffy, ¿cómo han durado juntos tanto tiempo?

Respetando el espacio entre The Cult y lo personal. The Cult es una colaboración, los dos traemos diferentes aspectos a esto. No damos por sentado de donde venimos, podemos perder todo en un segundo o mañana. Respetamos a la audiencia.

Comparado a lo que hacíamos antes, ya destrozamos eso pero seguimos tocando canciones viejas y lo hacemos muy bien pero debe haber evolución en lo que hacemos.

Por último, ¿tienes alguna lista de desos y que te hace falta de ella?

Wow, que me falte… tener de vuelta mi oído izquierdo, perdí la audición. Extraño poder jugar futbol, jugué demasiado de niño hasta los 46 años, tuve una cirugía y ya no puedo correr como antes. Voy al estadio a ver al LAFC, es muy interesante. Si voy a México quiero ver a los Pumas, honestamente me gusta mucho el futbol mexicano. Los Pumas me gustan porque siento una conexión espiritual por su relación con la escuela y su estadio viejo, entiendo la pasión en México por sus equipos. Yo soy del Everton y mi primer juego fue en 1967… cuando tu abuelo te lleva a ver algo ahí se acabó, te quedas con ese equipo y todavía recuerdo esa amtósfera, muy similar a un concierto de rock.

Es increíble ser humano en esos momentos, no puedes ponerle valor, es trascendente. Si tu equipo va abajo y peleas con ellos para recuperarte, es emocionante.

También debo acabar mis pinturas, he estado trabajando en artes visuales por muchos años aunque no lo he hecho público. Tal vez películas y hacer un disco fuera de The Cult, algo estilo Sex Pistols, me hace falta algo así.

Editor de Pólvora, periodista musical y fotógrafo desde hace más de 10 años. Licenciado en comunicación social con la tesis El Rock Como Movimiento Social en la UdeC. Fan de los deportes, cómics, la ciencia ficción y películas de acción basura de los años 80-90.

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