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Tomahawk – Tonic Immobility

Tras ocho años de ausencia, Mike Patton regresa con Tomahawk y acá te compartimos con nuestra reseña de Tonic Immobility si valió la pena.

Mario Valencia

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Tomahawk - Tonic Mobility review

Actualmente, no hay figura en el rock que sea más admirable que Mike Patton. Hombre de mil voces y proyectos, su adicción al trabajo no ha tenido límite en los últimos años. Pero mientras quedan pendientes las giras programadas de Dead Cross y Faith No More, Patton se ha dado tiempo de relucir dos de sus proyectos más queridos. Si el año pasado tuvimos reunión de Mr. Bungle junto a Scott Ian y Dave Lombardo, ahora era el turno del supergrupo Tomahawk para regresar con su quinta placa de estudio, Tonic Immobility.

Si la carrera de este hombre se distingue por lo ecléctico, la discografía de Tomahawk lo ejemplifica mejor que cualquier otra de sus bandas por lo diametralmente distintos que son cada uno de los discos. Aunque el primer material mantuvo una base convencional de alternativo, para el segundo comenzaron con los tintes country y sin duda, lo conseguido para su tercer álbum, Anonymous, un increíble homenaje a la música de los nativos americanos, fue muy memorable. Ahora ocho años después de su último álbum, más allegada al jazz y pop, ¿qué podríamos esperar de la banda? En realidad, un poco de todo.

No, Tomahawk no es solo “un grupo alterno” de Patton junto a Duane Denison (The Lizard King), John Stanier (Helmet) y su hermano en armas desde los 80, Trevor Dunn, integrante de Mr. Bungle. Aquí estamos ante un álbum breve en duración pero conciso en la excentricidad característica e influencias que hemos escuchado a cada miembro.

Cuando aparecieron, Patton y Denison se refirieron al género de Tomahawk como “rock cinematográfico” pero es hasta Tonic Immobility que tal comentario se siente más tangible en las canciones. Así atravesamos las atmósferas minimalistas de “SHHH!” y “Doomsday Fatigue” (con su letra bien contemporánea de los horrores al Covid) con sus cambios más pesados a media canción con una voz que juega entre los coros cañeros y la melodía de Mike. Son auténticas piezas de suspenso, ideales para un buen thriller independiente al fin del mundo. Más adelante repetimos la fórmula de soundtrack “Sidewinder”, una ácida crítica al consumismo disfrazada en un inicio como estupenda balada y que gradualmente, se convierte en uno de los temas más agresivos.

Pero Tomahawak tampoco descarta otros sonidos introducidos anteriormente. Los mejores momentos de Stainer en la batería es cuando saca a relucir sus dotes en el jazz como suena en “Howlie” y “Recoil”. En cambio Denison opta por el lado pesado. Sabiamente, eligieron dos sencillos fáciles de recordar y que muestran la línea más accesible de hard rock moderno que ofrece el álbum: “Predators And Scavengers” y “Dog Eat Dog”, el track final. Del primero queda a la posteridad el divertido video a La Bruja de Blair con figuras de plastilina flotantes y en conjunto, es una maravilla. Del segundo, la letra y coro bien dadaista encuentra buena fusión con los riffs distorsionados. Así mismo está el segundo track “Valentine Shine” para aquellos en busca de rabietas punk.

Todo parece una maravilla pero Tomahawk, de nuevo, no muestra un lado amigable a novatos. Si es tu primera vez escuchándolos, ni le intentes entrar por aquí. Esta es una banda que debes conocer desde el primer álbum para entender que diablos pasa su propuesta y con el flujo tan errático entre los temas de Tonic, seguro algunos encontrarán desconcertantes ciertos temas de puente como “Eureka”. Digan que al menos no son instrumentales de las reservas indias. Ah pero si en cambio eres de los decepcionados por lo nuevo de Mr. Bungle (porque en realidad pareció más un disco de Anthrax que otra cosa), acá hallarás tu refugio a la sana experimentación artística.

Con Tonic Immobility, el cuarteto ofrece uno de sus trabajos más variados y reflexivos en su lírica, reflejo de su propia inquietud hacia futuro. Si eres fan, seguro lo amarás pero si la reseña animó tu curiosidad y te agradó la variedad aquí descrita, ve con confianza. ¡Es Mike Patton, cómo podría decepcionar! Otros despistados mejor omítanlo.

Fotógrafo y reportero desde 2015, programador del Festival Macabro, profesor de Historia del cine en la FES Acatlán y coordinador de materiales en Filmin Latino.

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