Pólvora Live
Pa’l Norte, en camino a ser uno de los mejores festivales del mundo
Porque ir a un festival como el Pa’l Norte en Monterrey se ha convertido en una experiencia más allá de solo ver bandas.
Por Marcelo Reyes
Horas antes de que Andrew Stockdale se sirviera una cerveza entera en uno de sus tenis y se la tomara frente a miles de personas, el frontman The Wolfmother había expresado en aparente sobriedad, para un medio regiomontano, que Tecate Pa’l Norte estaba ya entre los mejores festivales del mundo, aceptando incluso su parecido al Coachella.
Pero además de este músico cuya guitarra y voz le han llevado a conocer gran parte del mundo, donde seguramente también ha hecho shoeys -como buen australiano- frente a miles de personas en nombre del rock&roll, ¿quién más cree que el Pa’l Norte es el mejor festival de México? Además, ¿por qué sigue la gente visitando Monterrey desde otros estados mexicanos y del sur de Texas, cuando hay más opciones en otras latitudes al mismo precio?
La respuesta a estas interrogantes la encontré minutos antes de que Placebo saliera a escena, justo cuando estaba dándome el último bocado de un chocohongo mientras un joven se colaba frente a mí, bloqueando un buen ángulo fotográfico.
Cuando dejé de hacer muecas por el buqué a jerga remojada, toqué el hombro del chico en cuestión y, al darme cuenta que estaba muy morrillo, preferí preguntarle su edad con ganas de recolectar más información para esta historia. “13”, me dijo. Sorprendido, quise saber con quién había venido. “Mi mamá, mi papá y mi hermano”, replicó, señalando con el pulgar a la mujer de su izquierda y con las cejas a dos varones parados detrás de mí. Seguramente vieron cuando me comí esa… cosa chocolatosa.
“Órale. Toda la familia. ¿Y son de aquí de Monterrey?”, le pregunté al papá, esperando que su respuesta fuera afirmativa porque de una veintena de entrevistas hechas durante sábado y domingo, por increíble que parezca, obtuve cero testimonios regios.
“Vengo de Lázaro Cárdenas” ¿¡Michoacán?! ¿¡Manejando?! ¿¡15 horas?! ¿¡A esto?!
Resulta que este era el cuarto Pa’l Norte de la familia Cruz Díaz. Roberto, de 42 años, había asistido a la edición 2021, celebrada el 12 y 13 de noviembre, junto con su hijo mayor, Efren, quien entonces tenía 11 años.
La nostalgia post pandemia, Foo Fighters y Tame Impala como headliners y un familiar viviendo en el noreste caliente, lo convencieron de hacer ese primer viaje, al que luego se integrarían su esposa Icxiuh, de 40 años, y su hijo menor Ramón, quien hoy tiene 13 años de edad.
Icxiuh platicaba sobre cómo el Pa’l Norte era el premio que sus hijos pedían a cambio de buenas calificaciones y méritos deportivos. Actualmente, de acuerdo a ella, ambos son campeones nacionales de natación.
Frente a cualquier pareja de amigos que yo pueda tener, puedo asegurar categóricamente que Roberto e Icxiuh tienen el sistema de recompensas más chingón del mundo. Y todavía se la rifan manejando 1200 kilómetros de carretera, pagando casetas y corriendo por nueve distintos escenarios durante tres días, para ver sólo algunas de las 199 propuestas musicales que se dieron lugar en esta edición 2024, la más costosa de todas.
Maravillado por este par de chavorrucos y sus hijos prodigio, le pedí a Roberto y Efrén que se pusieran en mi lugar para recolectar evidencia fotográfica de su existencia, momentos antes de que se apagaran las luces en el escenario Tecate Original para dar paso a Placebo.
Pasaron tres canciones y me di cuenta de dos cosas: la primera, que el chocohongo aún no me pegaba; y la segunda, que Alessandro Giorgio, mejor conocido como “Lord Banquetas” tenía un punto al criticar a posers y wannabes que bloqueaban la vista de los verdaderos fans al insistir en “grabar mal” con sus teléfonos a un artista que ni siquiera conocen, solo para presumir “con sus 30 seguidores” que estaban en el Pa’l Norte. De hecho, las mejores fotos las obtuve durante las canciones menos conocidas, donde casi nadie grababa.
Flavio y Alexa coincidieron con el influencer italiano: la chaviza que vio a Peso Pluma un día antes estorbó al día siguiente con Blink 182. Por eso, esta pareja originaria de Monterrey y radicada en Guadalajara, evalúa no volver al festival a menos que sea en calidad whitexican con boletos VIP, pues afortunadamente, su estabilidad económica se lo permite.
De acuerdo con Infobae, fueron más de 300 mil asistentes que gastaron entre 10 y 12 mil pesos cada una durante los tres días de evento. Y según lo dicho por una periodista que cubre Pa’l Norte desde su primera edición en 2012, lo verdaderamente importante para el empresariado e incluso para el Gobierno de Nuevo León es la derrama económica que se genera a partir del evento, más allá de la “calidad” musical.
Toño Herrera, periodista musical regiomontano, reconoce que los headliners de ahora se eligen más por el espectáculo que pueden ofrecer en el escenario que por su trayectoria musical; algo parecido a lo que le respondió DLD en una conferencia de prensa, luego de pedirles una recomendación para aquellos que juzgan mucho los horarios como un sinónimo de calidad artística.
Antonio Jiménez, de 30 años, lleva cinco años seguidos viajando desde CDMX a Pa’l Norte con diferentes amigos, gracias a la seguridad que percibe dentro del Parque Fundidora, donde se realiza el evento, en comparación con otros festivales como el Corona Capital o el Vive Latino.
Según la Encuesta Nacional de Seguridad Pública Urbana del Instituto Nacional de Estadística y Geografía, el porcentaje de personas que se sentían inseguras en el municipio de Monterrey se redujo un 11.2% de enero de 2023 a enero de 2024, lo que indica que la gente en la capital neoleonesa se siente más segura. Lo que pase fuera del Parque Fundidora, es otra historia.
Pero a pesar de los pies adoloridos, la espalda baja crocante y los bolsillos vacíos, el Tecate Pa’l Norte ofrece más que solo escenarios grandes, momentos instagrameables, y comida cara. Es una experiencia enriquecedora para quienes asisten, invierten, organizan y tocan frente a lo que ya se perfila como el mejor festival de México. Y a pesar de que la oferta esté ligada a la demanda, y a comparación de la psicodelia en mi sistema, la música siempre seguirá ascendiendo.