Pólvora Live
The Metal Fest: De Anthrax a Necrophobic, un festival para todos
Así vivimos la primera edición de The Metal Fest en el Velódromo Olímpico junto a varios géneros como Anthrax, Necrophobic y To/Die/For.
Uno de los esfuerzos por llevar festivales de metal a la Ciudad de México, se vivió con The Metal Fest, ya que aunque todas las bandas tocan casi forzosamente en la capital mexicana, los festivales se han descentralizado a ciudades como Monterrey o León. Antes de llegar al escenario, pudimos ‘chacharear’ en varios puestos con mercancía y también disfrutar unos minutos de ‘Jack Distortion’ una marioneta metalera que interpretaba varias canciones del género y convivía con los que iban llegando.
Entre los lados positivos de este evento fue la inclusión de varios géneros de metal desde thrash hasta black. Eso es precisamente lo que en mi opinión te hace pagar para ir a un festival: tener la opción de ver bandas que no verías en un concierto en solitario porque no los conoces o no te llaman la atención, pero que terminas conociendo e igual volviéndote un ‘fan from hell’. También pudimos ver a muchas bandas que siempre vienen en solitario (algo que luego merma el bolsillo) y nunca a un festival.
Del goregrind de Gutalax al goth n’ roll de To/Die/For
La primera banda fueron los checos de Gutalax, que sin duda contagian de su buen humor y pusieron a todos contentos con sus clásicos ‘chillidos de puerco’.
En medio del calor, vestidos con sus overoles blancos -unos con máscaras de gas y el vocalista con unas gafas de protección- pudimos escuchar “Robocock”, “Diarrehero”y “Shitbusters”. Esta fue su segunda presentación ya que también estuvieron en la prefiesta del festival en el Circo Volador. “Empiecen a tomar y a pasarla bien, es nuestro primer festival del año y es fantástico. Somos de República Checa y los amamos”, fueron las palabras para despedirse.
La gente seguía llegando, pero el Velódromo ya se notaba con una buena cantidad de gente. La segunda banda fue To/Die/For con su goth n’ roll, que hizo su aparición en el escenario después de un rápido cambio de instrumentos.
“Qué buen festival, tenemos Anthrax, Overkill, diviértanse. Somos To Die For y esto es “Hollow Heart””. Los finlandeses se recetaron temas como “Like Never Before” e “Immortal Love”, y aunque tal vez eran los más distintos en género a todos los demás del cartel, se disfrutó escuchar a Jarno Perätalo, con su estilo más a pegado a The 69 Eyes.
El turno de Atheist y el black de Necrophobic
Después de ir por una cerveza de $150 pesos o de correr a buscar un poco de sombra donde fuera, llegó el turno a los oriundos de Florida, Atheist. Ya habíamos pasado por el goregrind, seguimos con el gótico y era el turno para un metal más técnico combinado con death, thrash, progre y jazz. Sin duda, resalta la experiencia de Kelly Shaefer que todo el tiempo estaba animando a la gente, y aunque lamentablemente experimentaron unos problemas de sonido con la voz, dejaron un grato sabor de boca con temas como “No Truth”, “Mineral” y “Unholy War”.
Al ver un pentagrama en la batería, sabíamos que era turno de Necrophobic, formados en 1989 por el baterista Joakim Sterner y el ahora fallecido guitarrista David Parland. En una vuelta del destino, terminaron siendo los únicos representantes del black ya que Mayhem canceló su participación por problemas de logística (algo que parece ser está inundando a los festivales, la ‘cancelitis’). Pero bueno, estos seres del infierno dieron un gran show tocando “Stormcrow”, “Blinded By Light”, “Enlightened By Darkness”, “Revelation 666” y “I Strike With Wrath”.
Empiezan las cartas fuertes del cartel: Death Angel y Amorphis
Entramos de lleno al thrash metal con Death Angel, los oriundos de la bahía de San Francisco por fin regresaron a la Ciudad de México después de 9 años de no pisar un escenario ‘defeño’ (como nos hacíamos llamar).
“Ustedes son la inspiración para seguir en esto, esta canción es para todos que crecimos siendo juzgados, y también para aquellos que crecimos estando orgullosos de lo que somos”, fue la presentación por parte de Mark Osegueda para “The Dream Calls For Blood”.
“The Moth”, “Relentless Retribution” y “Thrown To The Wolves” fueron parte del setlist que pudimos escuchar y que, gracias a la cancelación de Mayhem, pudimos tenerlos un poco más en el escenario ya que todos comenzaron a alargar sus presentaciones. “Les prometo que no van a esperar otros nueve años para que regresemos”, y esperemos cumplan su promesa pues se merecen su concierto en solitario.
Fue el turno de otros finlandeses, Amorphis, formados en 1990 por Jan Rechberger y Esa Holopainen; los cuales se caracterizan por no tener las influencias de un solo género sino que crearon un estilo propio. Con casi 25 años de carrera, fue una grata sorpresa para los que no los pudimos ver en el 2019 en el Auditorio Blackberry, ya que sin duda son de esas bandas que suenan tan bien como si pusieras un disco, sin duda, los de mejor audio en todo el festival. Bajo luces azules y moradas los finlandeses dieron un recorrido desde su disco insignia Tales From The Thousand Lakes hasta Halo, con “The Moon”, “On The Dark WatersThe Wolf” y “House of Sleep”.
El cierre del festival con Anthrax y Overkill
Cuando ya se sabía en el lugar que Mayhem no iba a tocar, (de boca en boca porque el Velódromo no es territorio Telcel) esperábamos la salida de Overkill y todo indicaba, cerraría Anthrax este festival. Pero ¡oh, sorpresa! El ‘funkote’ en la batería de Charlie Benante ya estaba en el escenario y Dan Lilker ya se paseaba nervioso a un costado con el bajo en lo que sería su primer show con ellos reemplazando a Frank Bello en esta gira.
Ya cuando se prendió la pantalla y se vio la portada de For All Kings, eso fue un grito ensordecedor. Todo terminaría temprano y mucho verían a una del ‘Big 4 del thrash’ y de ahí, a sus casas. Se arrancaron con todo: “Among The Living”, “Caught In The Mosh” y “Madhouse”. Lilker andaba a tope por todo el escenario, como si llevara años con ellos muy bien coordinado con Belladona para no chocar. Scott Ian en su rincón dando giros y gritos, presentando a su compañero en Stormtroopers Of Death diciendo ‘todos digan hola a Gary’.
Por ahí el único que se notó cansado y fuera de ritmo fue Benante, pero sacó bien el set que incluyó “In The End”, “Antisocial”, “Metal Thrashing Bad”, “Deathrider” -que tenían casi 10 años sin tocarla-, “I Am The Law” y cerraron con “Indians”. Dicho sea, el final se notó abrupto como si faltara todavía una más, pero el padre tiempo no perdona y ya no había tiempo para más.
Luego venía Overkill, donde su staff puso unas torres de luces enormes, hicieron el escenario para adelante y todo parecía que encajaba. Muchos se fueron al acabar Anthrax, muchos otros se esperaron para ver a Overkill, era temprano todavía. Todo esto cambió y otra gran cantidad de gente se fue porque demoraron casi una hora en el cambio de set, que con el calorón de la tarde, la terrible comida dentro y mucho moshpit, ya el cuerpo no dio para más.
Los que se quedaron vieron un tremendo show, con todo y Dave Eleffson en el bajo. “Scorched”, “Bring Me The Night”, “Electric Rattlesnake”, “Hello From The Gutter”, “Ironbound” y “Rotten The Core” engalanaron esta presentación llena de riffs, solos, gritos y slam.
¿Qué puede mejorar The Metal Fest para otra edición?
La sede para esta primera edición fue en el Velódromo Olímpico, que si bien no es un recinto creado para llevar a cabo este tipo de eventos, lo tratan de adecuar lo mejor posible. Y claro, entre sus ventajas se encuentran su privilegiada ubicación afuera del metro. Pero, el principal problema es el calor y la falta de lugares en donde la gente se pueda guarecer de él. Pudimos ver a algunos que se cubrían en la pequeña sombra que daban las carpas de mercancía, pero fueron movidos por elementos de seguridad del lugar. Este es el primer punto que deben mejorar, porque aunque el calor no es su culpa, sí deberían de proporcionar lugares de descanso al respetable o por lo menos tratar de que la gente tenga un poco de agua gratuita para refrescarse.
El segundo punto es el abasto de agua y refresco del lugar, a eso de las 4 de la tarde se notaba el descontento de la gente porque ya solo había cerveza para tomar: los demás líquidos estaban agotados. Aunque no tardaron tanto en reabastecerlos, sí es algo que deben de tomar en cuenta sobre todo porque estuvimos en un sol implacable.
El tercer punto es la comida, la verdad que pagar $150 pesos por una cerveza dolía (y más porque luego las daban al tiempo) pero bueno, en eso ya está en todos los festivales, pero la comida dejó mucho qué desear. Unas papas fritas que se veían de dudosa procedencia en $100 que no daban muchas ganas para comer, y también ver a la chava que las vendía con una caja más llena de grasa a más no poder no contribuía a que se antojaran. Sin contar que también hubo gente que se formó hasta una hora para poder comer una comida bastante feíta y sin bastante oferta.
El cuarto punto es la seguridad dentro del evento, ya que se podían ver pocos elementos en el escenario. Y, por último, también la higiene de los baños tiene que ser un punto a mejorar.