La ley del mínimo esfuerzo: el Irrepetible (ojalá) de Molotov

Fue uno de mis más grandes sueños ver por primera vez a Molotov. Era 2008 y discos como Dance And Dense Denso, además del Con Todo Respeto, me parecían lo más punk attitude que sucedía en México.

Eran rebeldes, agresivos, electrizantes, hasta cierto punto novedosos, pues al menos hasta mis oídos no había llegado nadie que se atreviera a decir ni tocar con esas tremendas agallas.

El stage fue una juerga divertidísima con un desplieguen de pasión, y una muestra de talento sorprendente para un mocoso sin mucha experiencia en tocadas. Someterme a los zapes, patadas o puñetazos de mis compañeros en el público, lejos de ser un infierno, me provocaba placer. Pégame más a ritmo de Qué Pon Ponk, cabrón.

De aquello a lo mostrado por Tito, Micky, Paco y Randy en el streaming Irrepetible de OCESA, hay muchísimos años luz de diferencia.

Cuatro individuos apenas reconocibles como los verdaderos Molotov permanecieron inmóviles con el desfile de las canciones, que dicho sea de paso, ni recordaban con precisión.

Escucharlos balbusear, sin las mínimas ganas de improvisar ingeniosas frases para ocultar los errores (como en sus mejores tiempos), lejos de ser gracioso y motivo de bromas, me dio harta vergüenza ajena.

Por ahí destacó, quizá, su cover a Queen o “La revolución no se televisará”, de las que poco (nunca en el segundo caso) llegas a escuchar en vivo. La cosa mejoró cuando encararon el segundo bloque de la tocada. “Santo Niño De Atocha” o “Lagunas Metales” demostraron que muy adentro, agazapadas en alguna parte del corazón, están sus ganas de seguir partiendo el queso.

¿Coincidencia que fueran sus más recientes composiciones? ¿Estarán hartos de los grandes hits?

Tampoco fue relevante la parafernalia, no le dieron importancia a darnos algo más que cuatro weyes petrificados tocando de memoria sus hits, sin personalidad, bajo la ley del mínimo esfuerzo.

En días anteriores, Moenia tuvo de su lado las luces neón y Mijares armó una fiesta llena de invitados que emocionaron a todas las mamás, a todos los papás de México. El rocanrol se volvió aburrido, ¿o nada más Molotov?

¿Y la consciencia? A media emergencia sanitaria cambiaron la letra de una de sus más polémicas y famosas rolas (“Puto”) para pasar de boca en boca el mensaje de respeto a los protocolos sanitarios. El streaming es precisamente una herramienta para incentivar a la gente que se queda en casa, según, pero ni un solo recuerdito a la raza en ese contexto. Eso también es punk.

Irrepetible tiene la plataforma, tiene la producción, el sonido, los buenos precios y la idea bien ajustada. El espacio seguro que lo aprovecharían mejor las nuevas generaciones rocanroleras.