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Pólvora Live

The Rasmus: luz rockera entre las sombras del Pepsi Center

Sin miedos ni culpas, The Rasmus emergió de las sombras para dar luz a los fans que llenaron el recinto, reafirmando su lazo con México.

AJ Navarro

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Sin miedos ni culpas, The Rasmus emergió de las sombras para dar luz a los fans que llenaron el recinto, reafirmando su lazo con México.

México tiene una magia especial, ya sea por la entrega de los fans hacia las bandas o la sinergia que de repente se genera con los integrantes de las mismas. The Rasmus, esa rockera agrupación finlandesa creada en 1994 liderada por Lauri Ylönen en las vocales, ha creado ese lazo con el público de este país. La velada sold out en el Pepsi Center fue una muestra más de ese emotivo vínculo, probando que las sombras pueden ser encantadoras.

Después del acto abridor bastante cumplidor de los queretanos Canvas, que recibieron por igual aplausos como uno que otro grito de ‘ya bájense’, el ambiente comenzaba a llenarse de color negro en la vestimenta de los asistentes. La mesa de souvenirs oficiales era bastante solicitada, con prendas y una litografía autografiada por la banda, con costos que iban de 400 a 650 pesos, además de una sección general que, ahora si, no mostraba ninguna división, la noche comenzaba a sentir la energía, sobre todo de las mujeres, que anisaban ver a Lauri y compañía.

The Rasmus: Levantando el velo oscuro para dar luz… con un toque de La Factoría

Todo estaba listo, no había mas movimiento más que del público que empujaba hacia adelante mientras la manta con el nombre en blanco de The Rasmus lucía detrás de la batería. Hasta que, de repente, un momento sui generis. El escenario se va a negros, las luces apuntan al público y en el lugar sonaba… La Factoría y su hit Todavía‘ que las damas asistentes corearon a todo pulmón.

Después de esa recepción muy particular, llegó el momento de levantar el velo oscuro para que, a las 9:15 de la noche, una larga intro diera paso a la entrada de Aki Hakala en la batería, Eero Heinonen en el bajo y la nueva guitarrista, la rubia Emppu Suhonen, para que el griterío y los coros estallaran con Lauri cantando First Day of my Life.

Entre juegos de luces y vibras darks, The Rasmus brindó una noche memorable. Foto: Edgar Medel.

Aunque la tocada comenzó con problemas de audio en una de las bocinas, esto no paró la euforia de los fans que, como si todo fuera perfecto, se entregaron a esas rockeras sombras finlandesas ataviadas de color negro y en algunos casos de vivos amarillos, aludiendo a los colores de su más reciente álbum Rise, pretexto perfecto para reencontrarse con los mexicanos.

Ante un juego de luces que comenzó en verde y pasó por rojos y azules, según la canción, The Rasmus continuó recibiendo toda esa energía de vibras darks de todas las edades, desde padres de familia cargando a sus pequeñas hasta chavorrucos que rememoraban sus tiempos más darks de principios de milenio. Ante ello, Ylönen no pudo más que decir “los extrañábamos mucho” justo antes de entonar Guilty donde los brincos hicieron vibrar al repleto centro de espectáculos.

“Muchas gracias por estar aquí esta noche”, mencionó después Eero, mientras la velada seguía llenándose de una luz en medio de la oscuridad a la cual todos los asistentes se entregaron sin dudarlo. El color rojo sirvió para mantener esos ánimos encendidos, mientras todos tenían las palmas arriba al son de In My Life en la que todos gritaban ‘give it up‘, rindiéndose por completo ante el rock de los finlandeses.

Con todo y que el destino final de la tocada era la oscuridad, The Rasmus no tuvo miedo de nada y a ritmo de No Fear, con una luz morada de fondo y el ánimo a reventar de los asistentes, Lauri confesó que en una entrevista les preguntaron porqué les gustaba tanto México. “Creo que, simplemente, es amor”, dijo visiblemente conmovido mientras recordaba la primera visita de la banda en el 2004, poniendo un toque nostálgico donde reafirmó: “este país significa mucho para nosotros y nuestra carrera”, perfecto preludio para Paradise.

Nostalgia dark y emociones puras

Ylönen y Suhonen, nueva guitarrista de la banda, tuvieron un momento acústico hermoso. Foto: Edgar Medel.

Eero también hizo un paseo por la memoria, recordando el Salón 21 en su primera vez aquí en la CDMX, todo para poner el ambiente en un break acústico que comenzó con una dedicatoria a una gran amiga de la banda. “Ella nos enseñó muchas cosas en la vida y la música, pero tristemente murió y esa pérdida nos marcó mucho”, mencionaba el vocalista finlandés para dedicarle Still Standing.

Pero fue al momento de October & April que la oscuridad de The Rasmus se rompió por completo, mostrando la luz de todos en el recinto a través de sus celulares, ofreciendo uno de los instantes más inolvidables mientras Emmpo, la guitarrista, tomó el micrófono al lado de Ylönen para corear con todos. Después, el vocalista dejaría que Suhonen llevara la batuta en un vaiaje hacia 1997 con una de las primeras rolas de la banda, Sophia.

La noche continuaba y unos pequeños globos hacían su aparición entre los asistentes que estaban hasta el frente, disfrutando de la emoción que se sentía compartida entre todos y que, de nueva cuenta, encontró un punto de explosión que puso a cazar fantasmas a todos con un cover de Ghostbusters, rola que habían tocado solo en un festival, provocando la respuesta al clásico llamado de ¿a quien vas a llamar? mientras un Dr. Simi llegaba a manos de los finlandeses.

Aunque la altitud estuviera matando al buen Ylönen, ninguno de ellos cedió en energía, llegando a ese punto final de la celebración con los oscuros pero iluminado fans, que decidieron por fin arrancarse de todas las sombras personales y rendirse ante The Rasmus por completo con In The Shadows, rola que, como el vocal dijo “nos cambio la vida e hizo que estemos aquí”.

The Rasmus hizo lucir la luz desde las sombras en el Pepsi Center Foto: Desireé López

Faltaba un poco más para dejar caer el telón final después del encore y un breve descanso para los integrantes que se despidieron del pletórico Pepsi Center con tres rolas más, mientras Lauri cerraba los ojos y se olvidaba de todo para sentir el calor de sus fans al ritmo de Funeral Song, despidiendo el barco que navegaron con The Rasmus a través de una noche lluviosa. Un cierre para una velada emotiva donde la luz rockera se abrió paso entre esas sombras que nacieron en Finlandia en 1994.

Comunicólogo, amante del cine, la música y todo lo que sea cultura. Forjando una carrera en el medio desde 2018 a la fecha. Colaborador en varios espacios, consciente de que un gran poder conlleva una gran responsabilidad.

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