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Deep Purple – Whoosh!

Tras batallar por más de tres años contra la errónea (y conveniente), percepción de que Deep Purple estaba por retirarse, sacan su disco Whoosh!

Rogelio Matamoros

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Deep Purple - Whoosh

Tras batallar por más de tres años contra la errónea (y conveniente), percepción de que Deep Purple estaba por retirarse, luego de titular a su disco editado en 2017 inFinite y denominar a su respectiva gira como The Long Goodbye Tour, la banda viene a arrojar una pala más de arena sobre ese fuego con el lanzamiento de su más reciente producción discográfica, Whoosh!.

Desde hace muchas décadas (ya que de por sí), cualquier lanzamiento por parte de esta, una de las bandas de rock más importantes de la historia, es noticia. Y en este caso a ese halo habrá que aumentarle el detalle de que Deep Purple es una de las bandas de rock, que sólo vio interrumpido su interminable periplo sobre los escenarios por la pandemia que vino a menguar al mundo. Y bajo esa misma condición, también es ahora son una de las que están entregando una nueva producción discográfica. Que en este caso se trata de la número 21, a lo largo de una deslumbrante carrera musical con más de 50 años de longevidad.

Whoosh! es la tercera ocasión en que la banda se deja guiar por la experta mano del legendario productor Bob Ezrin (Alice Cooper, Pink Floyd, Kiss), y en ese rubro de nueva cuenta el resultado es extraordinario, pues el sonido que tenemos es el de una banda de rock clásica sonando como debe de sonar, sin intentos por pisar terrenos novedosos.

De tal forma y sin intentar revolucionar de nueva cuenta al mundo musical, Deep Purple oxigena su sangre con esta entrega construida por las estructuras de hard rock por las que ya se les conoce y sus también ya tradicionales aires progresivos; todo ello sí, siempre plagado de virtuosismo.

Temas como “Throw My Bones”, “Drop The Weapon” y “We´re All The Same In The Dark” van por la vena más tradicional del Deep Purple de estos últimos años, ese que busca a como dé lugar desmarcarse de toda relación con el heavy metal (algo que muy a su pesar no siempre logran con éxito), pero sin poder esquivar su tradición por el rock duro. Y aquí cabe comentar algo que sin duda será especial  para su audiencia mexicana, la misma que precisamente los vio despedirse momentáneamente del mundo durante su presentación en el Hell & Heaven Fest en el Foro Pegaso de Toluca, Estado de México, el 14 de marzo de este mismo año. Y es que precisamente en este último tema, Ian Gillan nos da cuenta en medio de metáforas bien veladas (fiel a su costumbre), de alguna aventura sexual(?), ocurrida en México: “I guess we´ll never know, what happened down in Mexico”.

“Nothing At All” viene a ser una muy grata sorpresa, pues se trata de una especia de vals rockero que da tribuna al bello desempeño de Steve Morse (guitarra), y Don Airey (teclados), ambos músicos quienes ya por siempre seguirán siendo los “nuevos” integrantes de la banda.

Y bueno, si con este trabajo Deep Purple no pretendió descubrir el hilo negro, también hasta se dio el lujo de pincelar sobre viejos lienzos ya trazados con anterioridad. Porque en “No Need To Shout” las reminiscencias hacia sus temas clásicos “Perfect Strangers” (en la intro), y “Stormbringer” (ya sobre la marcha), son ineludibles.

Pero por mucho que exista ya algo de costumbre con respecto a estos sonidos, la reconocida finura en el desempeño de una de las duplas rítmicas más refinadas en este negocio, la de Ian Paice  en la batería y Roger Glover al bajo, vuelve a dar cátedra en “Step By Step” en medio de la grandilocuencia sinfónica del Maestro Airey.

“What The What” es el momento rockanrolero que deja ver que la banda aun se lo está pasando muy bien y la marcha de “The Long Way Round”, haciendo gala del riff más vicioso de todo el disco, nos deja ya esperando por el momento en que Deep Purple vuelva a iluminar los escenarios para escuchar estos temas en vivo.

“The Power Of The Moon” se sumerge en medio de una fuerte carga atmosférica, que aunque no se le conocía del todo a la banda, tampoco los dejó escuchar tan ajenos a ella y fácilmente pasó a ser uno más de sus terrenos conquistados.

Y dado que en Whoosh! no hay alguna canción epónima, observar el arte de la portada nos hace  deducir que debido a la temática que se narra en Man Alive, esta es la canción que adopta ese lugar.

Para la banda y para sus seguidores está claro que el tiempo no perdona. Sin embargo cuando se trata del desempeño de artistas y creadores, el paso de los años es una garantía en constante crecimiento.

Así que Deep Purple lo hizo una vez más y es con Whoosh! que vienen a dar un capotazo más al cheque de su retiro. En las entrevistas siguen, inteligentemente, eludiendo la respuesta acerca de la fecha del adiós a su carrera y en la práctica con discos como este, están dejando claro que el panteón para la lápida de esta esencial banda de rock será algún escenario o estudio de grabación.

Melómano, cinéfilo y fotógrafo. Agente provocador, buena y mala influencia. Black Sabbath es mi religión.

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