Sid y Nancy, el retrato de un tóxico romance punk

“¿Por qué ese tipo usa una cadena como si fuera perro y un candado?”, me pregunté al conocer al primer punk que veía frente a mi en un salón de clases el primer día de preparatoria hace ya muchos ayeres. Uno siempre escucha o ve sobre punk en películas o la TV y piensa en el típico estereotipo: cabellos en picos, mohicanas, chaquetas de cuero, pantalones rotos y las mentadas cadenas. Y justo en 10 de mayo de 1957, nació Simon John Ritchie, uno de los primeros personajes en representar todos estos clichés al punto de la caricaturización (ayudado por el manager, Malcolm McLaren claro) y que sería mejor conocido por su apodo de Sid Vicious.

Cuando Glen Matlock abandonó las cuatro cuerdas de los Sex Pistols, fue oportunidad para Sid de tomar el bajo en la banda. Sid no sabía tocar, llegó ahí por ser el fan que jamás se perdía un concierto y compartir una amistad con los demás. Pero tenía algo que dio un impulso extra al grupo: la actitud. McLaren lo dijo alguna vez “si Johnny Rotten es la voz del punk, Vicious es la actitud”. Tampoco es como si hubiese querido vivir solo a costa de ello y consciente de sus carencias musicales, le pidió a Lemmy que le enseñara a tocar el bajo. Durante unos meses, Sid trabajó muy duro en su aprendizaje, una época que Paul Cook, baterista de los Pistols, se referiría como a su favorita en la carrera del cuarteto. No duraría mucho pues pronto llegó una persona que sacaría su peor lado: Nancy Spugen.

A pesar de su fuerte adicción a la heroína teniendo solo 19 años, fue el amor hacia Nancy lo que le encamino a la ruina. Spugen tuvo una vida problemática desde la infancia, siendo diagnosticada con esquizofrenia por sus violentos episodios contra su hermana menor e incluso, se dice que amenazó a su niñera con unas tijeras. Eran tal para cual.

Tras la ruptura de los Pistols después de su desastrosa gira por Estados Unidos en 1978, Sid comenzó una carrera solista como cantante junto a un invitados muy interesantes: Rat Scabies (baterista de The Damned), Mick Jones (guitarrista de The Clash) y Glen Matlock al bajo. Nancy se convirtió en su “manager” y corista, además de su inseparable compañera de heroína mientras vivieron en un cuarto del Hotel Chelsea en Nueva York.

19 meses duró la relación de excesos, violencia y rock hasta que supuestamente, Sid apuñaló por accidente a Nancy mientras se encontraba bajo la influencia de estupefacientes (aunque en realidad hay varias teorías al respecto). Ella falleció el 12 de octubre de 1978 a los 20 años de edad, mientras que Sid se le uniría cinco meses después tras sufrir una sobredosis en una fiesta para celebrar su libertad tras también haber atacado al hermano de Patti Smith.

Sid y Nancy, un drama para la pantalla grande

Siete años después del fallecimiento de Sid Vicious, el británico Alex Cox (quien después haría el excelente thriller de acción con Roberto Sosa, El patrullero), afamado por el éxito que tuvo con su segunda cinta, Repo Man, escribió y dirigió Sid y Nancy, biopic enfocada en esta destructiva relación. Gary Oldman fue el encargado de interpretar al punk y Chloe Webb, a Spugen.

La película es narrada a través de flashbacks, después de que la policía encontró el cuerpo sin vida de Nancy en su habitación del Hotel Chelsea. Sid narra a la policía los acontecimientos previos, desde el inicio de su relación en 1977. Ellos se conocen en Inglaterra y aunque Sid no se siente del todo atraído por la grupie, pronto siente una conexión hacia ella al sentirse identificado con el sentimiento de ser un marginado. Gran parte de la trama se concentra en la empatía entre ambos que a larga los lleva a una relación autodestructiva.

Sin embargo, Sid y Nancy toma una polémica postura: Nancy fue la culpable de todo en su vida.

“¿Hay algo que esté bien en la película?“, le preguntó Marshall Fine a Johhny Rotten en una entrevista hecha en el 2000. “Quizá el nombre de Sid“, respondió el cantante con su usual sarcasmo. En la misma entrevista no negó su admiración a Gary Oldman. “Me gustó su actuación, pero fue presentado con una versión en Polaroid de como debía actuar y verse… Como una Polaroid“. A pesar del gran esfuerzo actoral y el diseño de producción, Alex Cox tuvo severos errores en la narración. Su primer error: no consultar nada de la información con los antiguos miembros de los Pistols.

“La única vez que Alex Cox se acercó a mi, fue cuando mandó a ese chico que iba a actuar mi papel. El actor me dijo que quería hablar del guión. Durante los dos días que estuvo ahí, me dijo que ya habían terminado de filmar. Todo era una farsa, era una táctica para conseguir mi nombre y que lo apoyara. Para mi esta película es la forma de vida más baja. Honestamente creo que es una celebración a la adicción de la heroína“, escribió Rotten en su autobiografía, No Irish, No Blacks, No Dogs.

En efecto, Sid y Nancy encuentra una forma de romantizar las adicciones como un refugio para los protagonistas. Insinúa que Nancy fue quien introdujo a Vicious a la heroína (cuando ya estaba inmerso en su adicción) y que las drogas, le dieron un toque especial a sus conciertos solistas. Su versión a “My Way” predomina en la banda sonora junto a los temas originales compuestos por Joe Strummer. “A mi manera”, una forma de cantarle al espectador que seguirá su vida sin consecuencias. Es hasta que hace conciencia y quiere volver a Londres para reiniciar, que la película retrata el apuñalamiento en medio del trance de drogas.

Al final, el filme podrá ser historicamente incorrecto, pero la actuación de Gary Oldman hace que valga la pena adentrarse en este trabajo estrenado en la Quincena de los Realizadores de la edición 1986 del Festival de Cannes y que encontró un público fiel en aquellos que hasta la fecha, gustan de usar su collar con candado.